Es lo que haces cuando sientes que alguien puede destrozar el castillo de naipes que tanto esfuerzo te ha costado levantar.
Ese muro infranqueable lleno de excusas que te pones a ti mismo para no ser valiente y enfrentarte a esta preciosa primavera que comienza a florecer.
Ya floreció anteriormente; varias veces en un puñado de años, pero siempre huyes antes de que estallen todos los colores y su luz lo inunde todo.
Si supieras la suerte, casi el milagro, que es tener varias oportunidades así en la vida...
A veces solo se tiene una, normalmente ninguna. No sabes la fortuna que has tenido.
Sé de sobra que has sufrido demasiado, sé que las heridas fueron profundas y oscuras, ojalá pudieras quedarte con tu paz.
Pero el destino es caprichoso y se empeña en sacudirte las entrañas. No se puede esquivar la primavera. Deja ya de luchar contigo mismo.
Intentas evitar lo inevitable.
1 comentario:
Yo lucho también contra mí mismo, pero no huyo, me parto la cara y me la parten, y al final, eso sí, consigo algo de paz que no suele durar mucho.
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