jueves, 18 de marzo de 2010

Las gotas de lluvia

Escucho el suave tintineo de una gota de lluvia golpeando la ventana. Mis ojos no la están viendo pero la presienten. Doy una calada al cigarro que cuelga de mis manos y la gota de agua sigue deslizándose por el cristal, despacio, sin prisa, hasta que desaparece.
Mis pensamientos se evaden con el humo y la nada lo inunda todo. El desasosiego aparece y se sienta a mi lado. Llama mi atención, me habla. Me cuenta cosas tristes y dolorosas, me estremece con historias de antaño, con pesadillas que creía olvidadas, con naufragios pasados y que yo creía ya ahogados.
Aparece a mi otro lado la alegría. Toma mi mano y me susurra palabras al oído, palabras llenas de esperanza, de paz, de calma. Intenta explicarme cosas que no quiero que me expliquen ahora.
Al cabo del rato ven que no les estoy prestando atención a ninguno de los dos y desaparecen, se esfuman. Nunca estuvieron aquí.
Mis ojos siguen mirando una nueva gota de lluvia que se desliza por el cristal, a su lado está sentada la Soledad. Es a ella a quién estaba mirando todo el rato, es con ella con quien quiero estar en este momento. Apuro la última calada de mi cigarro y me acerco a ella. Hoy será mi mejor aliada, mi mejor refugio.

3 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Estamos solos.
Siempre.
A veces lo disimulamos.
Durante horas o años.
Pero no deja de ser un disimulo.

Besos.

tusojosmiletra dijo...

Holas...dando vueltas llegue a tu realidad...me gusto la forma como tus palabras describen y me trasladan a ese lugar...y encuanto a la soledad eh escrito tanto q ya no se si la necesito o la odio...Kariños David.V.

Aitor Cuervo Taboada dijo...

Abrazos compañera del alma, compañera, de luchas y de versos.

Vi tu comentario en uno de mis blogs, pasaré más por aquí.

Salú!