martes, 22 de septiembre de 2009

La coraza

Llorabas todo el tiempo,sentías que te morías, no había consuelo para aquellos ojos hinchados que sólo conseguían callar todo lo que querían gritar.
Llorabas y yo no podía hacer nada, no tenías consuelo, no hay consuelo posible para alguien que no quiere que le consuelen.
Él te había abandonado; yo te decía que era un cabrón y que era mejor así, pero tu le defendías a capa y espada.Siempre.
Preciosa y afligida, no permitias que nada ni nadie tocara a aquél, que por entonces, creías el hombre más maravillosos del mundo.
Pero saliste adelante tu sola, lo superaste.
Un día te levantaste de la cama, haciendo uso de las muy mermadas fuerzas que te quedaban te pusiste en pie. Te tambaleaste sí, pero saliste a la calle. Sonreíste aún con ganas de llorar y te prometiste a ti misma salir de todo aquello.
Y vaya si lo hiciste...te convertiste en una mujer brillante, segura de sí misma, muy buena y muy dura al mismo tiempo.
La coraza se volvió de acero el día que te levantaste de la cama, pero solo fue una pequeña consecuencia de todo aquello.
Sé de buena tinta, que esa coraza ahora mismo tiene muchas fisuras que tú le has querido hacer, para que otras personas puedan llegar a alcanzarte y tocarte.
Debo decirte que estoy orgullosa de ti. Saliste sola y renaciste de tus cenizas como un ave fenix.
Todo lo que no te mata te fortalece.

3 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Eso dicen.
Pero hay que vigilar no sea que un día nos maten.

Besos.

Jorge Ángel Aussel dijo...

Estoy totalmente de acuerdo en que todo lo que no nos mata nos fortalece. Muy sentido tu relato, me ha gustado.

Mis saludos desde Ángel Poético.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo, amiga. Lo que no nos mata, nos hace más fuertes. Me quedo con eso, ahora que necesito de todas las corazas, de una gran fortaleza. No te imaginas lo que me gustó volver a saber de ti. Se te echaba de menos. Me alegro de que te gustara mi historia y espero que estés genial. Cuídate mucho, encanto. Un besazo.