lunes, 22 de octubre de 2007

FLORENCIA


Cuentan que cuando uno va a Florencia y vuelve ya no es el mismo, que algo en el interior cambia; que después de haber contemplado tanta belleza un trozo del alma se queda allí. Cuentan que Florencia está plagada de trozos de alma que uno deja allí cuando se marcha.
Es cierto, un trocito de mi corazón se quedó allí, ya no soy la misma. Aquí miro a lo alto y sólo veo bloques de hormigón sin alma. Allí miraba hacia arriba y veía el Palacio Vechio, o al David, o veía a Perseo con la cabeza de Medusa, o veía la catedral de San Giovani, ¡ Dios mío!, cuando la ves por primera vez sientes que te falta el aire, sientes que estás viendo algo que sólo es posible ver en el paraíso. Santa Croce con Dante vigilante, ¡ tanta belleza! y sentir y saber que estás pisando el mismo suelo que pisó Donatelo, Leonardo, Miguel Angel, Dante, Maquiavelo y más recientemente mi Oriana.
Sabes y sientes que las mentes más privilegiadas, los genios, adoraron esa ciudad, y lo entiendes perfectamente. Visitas el Palacio Pitti e intuyes cómo eran en aquella época. Ves a la Magdalena de Tiziano,a la primavera de Boticell, ves con tus propios ojos a la madonna con el niño medio muerto en brazos de Pargimianino y el corazón se te para, la respiración te falla, las piernas te flaquean. No es posible, te dices a ti mismo, no es posible contemplar tanta belleza junta ante tus ojos. Pero allí está, Perseo te mira fijamente a los ojos y parece advertirte, " si sigues" parece que te dice "no podrás olvidar". Entonces cruzas la galería Degli Uffici con todas las figuras más importantes de mundo vigilándote y llegas al ponte Vechio. Se alza delante de tus narices, con sus casas colgantes, su corredor vasari sobre él y parece que te habla; te engulle en su interior, te previene. "Si sigues" te dice "no podrás volver, o al menos cuando vuelvas, ya no serás el mismo". Y vas y vuelves y te pierdes en sus estrechas calles, ves los palacios, las iglesias, las plazas, te sientas frente al ponte Vechio observas tu alrededor y te mareas. Te marea la belleza, la dignidad, la importancia. La plaza de la república con su inmenso arco te indica que esa ciudad es así, magnánima, arrogante en clase y llena de espíritu. Llegas a la plaza de la Signoría, ya sin aliento, y el gran Zeus te observa desde lo alto de su enorme fuente y miras al suelo y sí, allí fue, allí quemaron a Savorona. Y los frescos del palacio te recuerdan que debajo, posiblemente bien escondido, se encuentra la batalla de Angliari de Leonardo da Vinci y tu imaginación vuela ¿ porqué lo ocultaste?, ¿ cuantas tramas, cuantos misterios ocultan estas paredes?. Y tu imaginación vuela, ya no estás allí, estás en el chincoechento Miguel Angel está esculpiendo al David, están construyendo la capella Medici y los cuadros, todos los artistas pintando..Están diseñando San Lorenzo, a escala humana....y sueñas...y ríes...y lloras....lloras porque te tienes que ir, porque no puedes quedarte, porque Firense es así. Te da y te quita pero jamás, jamas de los jamases abandona tu corazón, y su belleza se queda grabada en tu retina para siempre.
Ya nada vuelve a ser igual.Siempre habrá un antes y un después. Y sé, que todo lo que mis ojos verán después de Florencia serán medidos a medida de Florencia, y estoy triste porque sé que nada de lo que vea podrá nunca igualar su belleza y su espíritu; pero también sé que los días 4,5,6,7,8,y 9 de Abril del año 2007 yo estuve allí, mi presencia formó parte de su todo, yo y Florencia fuimos lo mismo, y aunque ya no esté allí siempre estaré allí porque mi corazón se quedó en Florencia y llevo y llevaré siempre a Florencia en mi corazón.
Florencia no es una ciudad, Florencia es "la ciudad" y si alguna vez has formado parte de ella puedes estar en paz.

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